Después de un enero interminable ha llegado un febrero casi primaveral y los balas perdidas…
El silencio
Llevamos casi 3 meses con ruido. Es un ruido ensordecedor, cruzado, que apenas nos deja espacio para respirarnos, para detenernos, para pensarnos y sentirnos más allá de ese estrepitoso y desagradable sonido. Nos increpa en cada golpe de vista y en cada paso que damos. No estamos a salvo ni en casa ni en la calle ni siquiera cuando intentamos conciliar el sueño.
Para los que nos dedicamos a labores que requieren de silencio se nos está haciendo muy complicado obviar ese ruido y continuar con nuestras tareas. Leer, escribir, escuchar, editar… se nos torna imposible. El ruido se interpone en cada nueva palabra, en cada nueva ilusión.
De fuera y dentro del sector editorial, solo escucho ese ruido, sin dejar ni un ápice de espacio al mutismo. Los románticos nos armamos con la fuerza del silencio, estamos arañando resquicios de silencio para poder continuar con nuestro proceso creativo. Tenemos balas guardadas de mucho silencio, de calma, de espera. Sabemos que el ruido seguirá ahí, seguramente por mucho tiempo, nos acechará constantemente pero nosotros seguimos imparables en búsqueda de nuestro espacio de silencio porque sabemos que lo importante en una editorial son los libros y no el ruido alrededor de ellos, sabemos que lo fundamental está dentro de las palabras y no fuera de los contornos.
Lo que caracteriza a esta editorial es la autenticidad de sus autores, su originalidad y capacidad para trazar su propio camino con su particular voz. Somos diferentes y nos gusta serlo, porque eso significa la independencia; no seguimos las modas sino que creamos tendencias. Nos alejamos del ruido de manera sigilosa, sin estrépitos ni ostentaciones siguiendo nuestro instinto, con pasión y convencimiento por lo que escribimos, por lo que leemos y, por supuesto, por lo que somos.
Esquivaremos este ruido con nuestra mejor arma.