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José Manuel Lucía

Soy un bala perdida, y lo soy por definición académica: «persona juerguista y desenfrenada». Y si seguimos con la senda académica, bien puede decirse de mí que soy «aficionado a la juerga, el jolgorio y la jarana» de la vida. No entiendo la vida sin reírme y sin rodearme de risas. De caras serias están llenos los cementerios.

Y soy un bala perdida, irremediable e inexorablemente, porque me gustaría comerme la vida sin moderación y medida.

Y, sobre todo, soy un bala perdida porque me gusta llevarle la contraria a las definiciones académicas: soy un bala perdida porque en esta absurda sociedad que hemos creado, ni me comporto con violencia ni la permitido a mi lado; soy un bala perdida porque me gusta pensar que con los años, como una bala, he terminado por dar en un punto apartado de lo que se esperaba de mí, de los intereses creados que nos limitan y empobrecen.

Me gusta pensar que soy una bala que ha de perderse aún más en los próximos años de sueños, de ilusiones, de nuevos versos y de miles de risas compartidas.

José Manuel Lucía Megías nació en Ibiza, aunque su vida ha estado ligada a Madrid, a Segovia, a Badajoz. En el año 2000 se publicó su primer poemario: Libro de horas, al que le han seguido Prometeo condenado (Madrid, 2004), Acróstico (Madrid, 2005), Canciones y otros vasos de whisky (Madrid, 2006), Cuaderno de bitácora (Madrid, 2007), Trento (o el triunfo de la espera) (Bari, 2009), Tríptico (Madrid, 2009), Y se llamaban Mahmud y Ayaz (Madrid, 2012, 3ª ed. 2013) y Los últimos días de Trotski (Madrid, 2015). En el año 2017 ha reunido toda su poesía en El único silencio (1998-2017) (Madrid, Pigmalión/ Sial).

Varios de los poemas escénicos de Tríptico han sido puestos en escena por el grupo de teatro Aldaba, en el espectáculo teatral Del amor y sus demonios, estrenado en el Teatro Municipal de Tres Cantos el 7 de marzo de 2009. Por su parte, Y se llamaban Mahmud y Ayaz ha sido llevado al teatro por Carlos Giménez con el título Voces en el silencio.

Ha participado en varios recitales poéticos en Brasil, Argentina, Colombia, Francia, Italia, Uruguay y España. Es director de la Plataforma literaria «Escritores Complutenses 2.0» y de la Semana Complutense de las Letras.

Como traductor se ha acercado a la poesía medieval, volcando en verso el roman de Chretien de Troyes, El libro de Perceval (Madrid, 2000), así como la poesía editada del gran poeta rumano Mihail Eminescu, junto a Dana Giurcă (Madrid, 2004), y la Antigua poesía italiana, desde los primeros textos al Dolce Stil Novo, junto a Carlos Alvar (Madrid, 2008).

Es catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Pen Club España.

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