El azar pone en contacto a dos desconocidos, Alicia y Julio, durante el confinamiento por…
Artículo sobre Bala Perdida en la revista de poesía «Naguaya»
Es un verdadero honor para Bala Perdida formar parte del número 28 (páginas 257-259) de la revista de la Fundación Centro de Poesía José Hierro, Nayagua. ¡Estamos encantados!
Bala perdida es una editorial de poesía, narrativa y no ficción. Buscamos
la profundidad y detectamos el discurso reflexivo y emotivo. Nos definimos
como los románticos del siglo XXI.
La literatura, el cine, la música como búsqueda de emociones, reflexiones
e ideas. Los «balas perdidas» somos vivimos, sentimos, pensamos, miramos,
amamos y nos apasionamos intensamente con la vida y el arte que esta nos
ofrece. Tenemos una visión romántica de la vida, nos reencontramos con
los valores que nos hacen auténticos, huyendo de las modas pasajeras y buscando
la atemporalidad, la esencia de lo que permanece. Obra y vida están
unidas estrechamente, por eso nuestros autores son personas con una vida
con relieves, abrupta en ocasiones, pero que ha conformado una personalidad
compleja por todo lo vivido. Nos gustan los matices, no solo el color de
las vidas lineales.
Nos caracterizaremos por cuidar a todos los agentes implicados en el sector
editorial, empezando por nuestros autores y creando y estrechando vínculos
con libreros, distribuidores, periodistas, lectores, críticos hasta llegar a
nuestros lectores, cómplices de nuestra mirada del mundo. La calidad y la
altura literaria. No nos dejamos llevar por las obras comerciales carentes de
discurso que buscan solo el entretenimiento. Apostamos por la literatura y el
ensayo que generan conocimiento, invitan a la reflexión e interiorización y
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conmueven al lector. Ediciones cuidadas con un diseño diferente, elegante
y trasgresor que las caracteriza, a cargo de Emilio Torné.
Nuestra primera bala es Todos escriben sobre el amor menos tú, de Abdul
Sadoun. Este es el primer poemario que el autor ha escrito en español, una
muestra de su voluntad y capacidad integrativa; así los pasajes, los destellos
de las palabras, las evocaciones nos acercan a la fusión de lo árabe-español,
el reencuentro con la fusión de culturas de lo que fue y aún no se ha ido, bañado
en la cotidianidad del paso del tiempo, que es testigo de la convivencia
y la concordia.
Todos escriben sobre el amor menos tú no es solo un poemario de amor,
sino que es una oda a la vida y al poder de la esperanza. Una singular visión
de la pluralidad del mundo, la vida vista a través de los ojos de un poeta irakí,
un refugiado que buscó en Madrid su Mesopotamía, la luz de las calles de
Bagdad en los rincones luminosos de Lavapiés, el eco de las voces árabes en
el murmullo de los gatos burlones, los confines del desierto en la cúspide
de la M-30. Y así, día a día, desorden en el orden, amantes sin amor, recuerdo
sin memoria, hallazgo sin búsqueda…, se topó con lo que no esperaba, el
verdadero amor, y con él, la serenidad, como bien reza el verso final «Aquí el
alma no se derrite / se regala». La elección del prólogo de Juan Carlos Mestre
fue una manera de complementar la poesía de Abdul, de darle el color
poético de la luz del poema a través de las palabras plenas y encantadas del
grandioso poeta.
La segunda apuesta poética de Bala Perdida es Versos que un día escribí
desnudo, de José Manuel Lucía Megías, una obra que surge como necesidad de
contar la historia de un desamor desolador. Un poemario intenso, profundo,
que llega con ímpetu al lector, lo sufrido por lo mucho gozado, el hondo desamor
padecido por el dichoso amor vivido. Con un hermoso y lúcido prólogo
de Luis Alberto de Cuenca. Este es, sin duda, el poemario más íntimo de José
Manuel Lucía Megías, un «bala perdida» genuino y maravilloso, hecho de la
materia de los sueños, un idealista romántico que ha dedicado parte de su
vida al personaje más bala perdida de todos los tiempos: el Quijote.
El amor habita en nuestra intimidad más profunda, es una parte que escondida
en un recóndito lugar de un paisaje sentido nos atrapa en un extasiado
trance del que jamás queremos apagarnos. Cuando se apaga, una parte de
nosotros muere con ese amor y es cuando estamos desnudos, ateridos y
solos. Lucía Megías navega en su interior a través de estos versos que un
día escribió desnudo, en un una playa testigo de un desamor desgarrador
por lo certero, sin atisbo de esperanza para recuperar los trozos de un amor
perdido en un baúl de años desencantados. La desolación del silencio del
amado y el vacío de la pérdida encontrada en miradas de soslayo y voces
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sin aliento. Un entusiasmo apagado por reproches y noches sin luna. El mar
y las palomas mensajeras como única compañía de un poeta clamando al
amor perdido, buscando en sí mismo la guía con la que volver a componer
sus pasos. El recuerdo como la quimera desencajada y rota de abrazos no
dados y besos no gozados. La vida sin otro, la vida cercenada de una parte de
sí, irrecuperable, ya perdida.
Véase también http://www.cpoesiajosehierro.org/web/index.php/nayagua/item/nayagua-28