El viaje intelectual de Waldo y Lana o la historia de los años 90 Leer…
Emotiva entrevista a las Nietas de la Memoria en Altavoz Cultural
Carolina Pecharromán
¿Cuál es el mayor orgullo, la mayor satisfacción para el conjunto de las Nietas de la Memoria?
Creo que todas estamos disfrutando del efecto que tienen estos relatos en varios niveles. En primer lugar, para las propias protagonistas -las madres y abuelas- y, por extensión, sus familias y las otras madres y abuelas que se identifican con ellas, que ven reconocidos en estos relatos y en este libro sus propios esfuerzos y el duro camino de lucha que tuvieron que recorrer sin apenas herramientas que las ayudasen y sin recibir el reconocimiento que se merecían. Este homenaje es de justicia y es un placer ver cómo se cumple y cómo muchas de ellas lo reciben todavía en vida. Por otro lado, también nos llena de satisfacción el ver cómo se abre la inquietud, la curiosidad de tantas personas que miran con nuevos ojos a sus madres y abuelas, a las mujeres que pasaron una vida sometidas a la tiranía del machismo, silenciadas y que de forma tan generosa lo dieron todo por los suyos. Es hora de corresponderlas. Siempre animamos a la gente joven a que les hable, les pregunte, las escuche y creo que este libro humildemente ha contribuido a ello. Como prueba, las historias que van llegando a nuestro blog.
¿En qué puntos se tocan Memoria Histórica y Feminismo como causas sociohistóricas relevantes?
En las últimas décadas nuevas corrientes historiográficas y sociológicas han renovado y ampliado los marcos de la historiografía y la sociología clásicas. Uno de los focos a los que se presta especial atención es a la historia de las mujeres o, en términos más amplios, una investigación de la historia que supere el androcentrismo, la mirada masculina y la definición de temas y sujetos propios del sistema patriarcal como son los que giran alrededor del poder, las conflagraciones bélicas, conquista de territorios, etc. En la historiografía hegemónica hasta hace unas décadas, los protagonistas eran los jefes de Estado, gobernantes, militares, los detentadores del poder económico, todos en su inmensa mayoría varones. Los hitos sobre los que pivotaba el análisis histórico eran equivalentes. En los últimos años, se abre paso un estudio que se centre en la población en general, en las mujeres, en los colectivos hasta ahora silenciados y que abra por tanto perspectivas nuevas. También está cobrando especial relevancia la historia del presente. La teoría feminista ha contribuido enormemente a estos avances y, a la vez, se nutre de ellos. La importancia de las genealogías es evidente, pero precisamente el androcentrismo las ha ido borrando una y otra vez. La labor de los colectivos feministas ha tratado de reconstruirlas en un agotador bucle en el que parecía que siempre se partía de cero. Esta lucha contra el “borrado” de la memoria es compartida y complementaria con la labor memorialística. “Nietas de la Memoria” trabaja en ese doble sentido, el de recuperar las historias que no se han contado, las de las mujeres, para contribuir a una historia y a una definición social completa por fin de nuestra historia reciente.
Carmen Freixa
¿Qué significó tu abuela para ti? ¿Qué enseñanzas vitales has abrazado de su mano?
En este país donde la dictadura de Franco arrasó con la vida cotidiana de muchas personas, la memoria de mis abuelas es una memoria rescatada a retazos y la otra es la de un vacío que no he podido llenar más que con aquello que a mi madre se le escapaba en las discusiones de pareja. Esas discusiones que, la mayoría de las veces, tenían como trasfondo el choque cultural e ideológico de dos familias.
De mi abuela paterna recuerdo su biblioteca donde de niña desaparecía durante horas para devorar cualquier volumen que alcanzara al ponerme de puntillas. Recuerdo el olor de las cenas en su casa. Recuerdo sus patatas, esas que nunca nadie ha sabido hacer como ella. Mi abuela paterna murió cuando yo tenía unos 14 años pero la recuerdo como la persona que aglutinaba a la familia. La recuerdo junto a mis dos tías como tres mujeres que dibujaban en mi imaginación todo aquello que yo querría ser de mayor. Ellas tres me enseñaron que las mujeres podían ser muy diferentes a las que salían en los “cuentos de niñas”. Ellas estuvieron presentes en mi infancia, aunque el resentimiento de mi madre hacia esa familia que ella consideraba privilegiada y burguesa catalana que no había sufrido la guerra como la suya, impidió que pudiera estar demasiado tiempo con ellas. La recuerdo a través de los recuerdos deslavazados y casi en susurros que explicaba mi padre como una persona que durante la guerra sufrió, mantuvo sus convicciones y se solidarizó con quienes eran perseguidos por motivos religiosos. Siento que, aunque fui una niña desapegada de la familia, ellas, sin que yo lo percibiera, me dejaron sus hilos de Ariadna para ser yo.
¿Cómo se gesta tu relato en el marco de la iniciativa? ¿Cómo fue su proceso escritural y qué poso te dejó su lectura una vez publicado?
Mi relato se gesta a partir del dolor de ser consciente de que me ha sido hurtada mi historia. Las leo a ellas en el chat y vuelvo a sentir que no busqué bastante, que me perdí a mi abuela y a mis tíos de mi familia materna. Las leo y siento sus raíces y comprendo que las ausencias de mi historia tienen sus raíces en ese miedo que la dictadura instauró en la vida cotidiana. Esa vida cotidiana que mi madre, una mujer traumatizada por la guerra que vivió en Tortosa, Zaragoza y que la hizo llegar Barcelona, llenó de silencios, de miedos, de medias palabras y de mentiras para negar su historia real. Ellas me enseñan y yo puedo analizar, por segunda vez en mi vida, que esa sensación de desapego familiar fue una defensa. Sus historias me enseñan que las ausencias y los silencios son la historia que rodea a mucha gente en este país. Son la historia de este país.
El proceso de escritura fue volver a ser treintañera y recordar todo el análisis y la búsqueda que emprendí de esa otra abuela a la que no conocía y a su familia. Buscar en los detalles de la memoria que has borrado es una tarea ardua. Volví a leer mucho sobre la memoria histórica, volví la vista atrás y con la lupa que me daba nuestro chat de LAS NIETAS fui rastreando y analizando para encontrar esa memoria silenciada y llena de vacíos que tantas familias poseen en este país por culpa de una dictadura que no solo arrasó un presenté sino que condicionó un futuro.
La lectura de Las Nietas deja muchas sensaciones, todas buenas. Creo que a muchas mujeres les servirá para entender que lo que son es la suma de todo aquello que sus abuelas, bisabuelas y tías les han dejado en herencia mediante sus vidas. La lectura de Las Nietas creo que colaborará a poner la memoria histórica de las mujeres en el lugar de honor que corresponde.
Concha San Francisco
¿De qué formas crees que puede contribuir la Literatura a la labor de la Memoria Histórica?
No tengo muy claro dónde un texto comienza a considerarse literario y dónde deja de serlo… las fronteras son poco claras y nosotras procedemos del periodismo. Pero creo que hay un registro diferente, una voz subjetiva en la literatura capaz de crear espacios narrativos creíbles desde los que contar la vida de los otros. La literatura captura de manera cercana y certera la memoria, permite reconstruir con las palabras momentos decisivos en las vidas de las personas; se trata de un proceso que afecta al que escribe tanto como al que lee, y de este modo historias fundamentales del pasado vuelven al presente y consiguen explicarlo justo antes de que se desdibuje para siempre. Yo he comprendido mejor la historia de lo que ocurrió en nuestra guerra civil escribiendo el relato de una familia de chocolateros en un pequeño pueblo de Zamora, a través del personaje de mi propia abuela.
¿Qué tres palabras te vienen las primeras a la cabeza al leer o escuchar “Memoria Histórica”?
La primera es dignidad: creo que hay una parte de nuestra historia que precisa de una restitución de la dignidad que perdió o que le robaron y que después permaneció sepultada bajo un silencio impuesto e infame.
La segunda es olvido: muchas personas que vivieron en este país fueron víctimas de una guerra y una dictadura que marcó sus vidas o su muerte, y permanecen aún en esa zona de sombra de la que no han logrado salir aún, doblemente si son mujeres. Nuestra historia no ha sido generosa con ellas, por eso es obligado preguntar, demandar información, a pesar de la hostilidad general que provocan quienes cuestionan.
Y la tercera es futuro: sólo si somos capaces de dar luz a ese pasado podremos completar el retrato de nuestra historia colectiva y pensar en el futuro que anhelamos como sociedad.
Cristina Prieto
¿Qué lugares, colores y sonidos componen tu relato?
Mi relato comienza con los sonidos de los bombardeos sobre Madrid. Soy la única de las autoras que habla de su madre, una niña que tiene sólo cinco años cuando termina la guerra pero que recuerda perfectamente las sirenas que alertaban de los ataques aéreos y las horas con su familia y el resto de vecinos de su calle a resguardo en los refugios de la zona de Cuatro Caminos. Escogería el gris oscuro como color principal porque la juventud de aquellas niñas hambrientas, educadas en la represión del nacionalcatolicismo, en el silencio de las familias de izquierdas, bajo la losa de la Iglesia y en el miedo a las denuncias de los propios vecinos no da lugar a que entre la claridad. El ambiente se asemeja a esos días nublados y plomizos que sólo invitan a quedarse en casa, con poca luz. No escojo el negro porque, a pesar del ambiente triste de aquella España pacata, encerrada en sí misma, de espaldas a cualquier atisbo de la modernidad que empezaba a asomar en Europa, también hubo algunos momentos para la risa y la felicidad. Las verbenas, el noviazgo, las amigas eran pequeños resquicios por los que entraba el sol.
¿Debe la Literatura entretener, educar o comunicar?
La Literatura, con mayúsculas, es muy amplia y diversa por lo que hay espacio para todo, pero siempre enseña algo, aunque no seamos conscientes de ello. Nos enseña, por ejemplo, a expresarnos mejor, a descubrir palabras que no conocíamos o a escribir cumpliendo las normas de ortografía. Esto también es educar. La Literatura nos abre espacios enriquecedores, nos presenta realidades o ficciones a las que podemos transportarnos sin movernos del sofá, nos coloca delante espejos en los que mirarnos y, sobretodo, nos ayuda a reflexionar. Leer es abrir la mente, es cambiar de piel y por eso es un hábito que debería inculcarse más en los primeros cursos de los colegios. Si a edades tempranas se fomenta la lectura, se conquistan adultos lectores.
Isabel Donet
¿Qué tópico, qué leyenda infundada te gustaría desmentir a través de la antología Nietas de la Memoria?
A priori no ha sido un propósito de la publicación desmentir leyendas infundadas, sino incidir en poner en valor a mujeres reales cuyas vidas han transcurrido en un mismo periodo histórico, mujeres anónimas que desde la perspectiva de las autoras merecen una voz propia de su experiencia vital como testimonio para las nuevas generaciones.
Su testimonio pretende ocupar un espacio en el feminismo, en la memoria, periodismo y en este ejercicio literario. Fueron mujeres que vivieron en un mundo de tópicos sobre el papel de la mujer en la familia y la sociedad. Tópicos que en conjunción con el nacional catolicismo actuaron de corsé, de silenciador. Como guadaña de cualquier expresión de libertad. A pesar de ello, las protagonistas de los relatos de Nietas de la Memoria, tuvieron -en su mayoría- un pensamiento libre, un pensamiento unipersonal a menudo no compartido.
Nietas de la Memoria quiere contribuir de manera decidida a que la memoria sea clave para la consolidación de un pensamiento libre y compartido para que el feminismo sea determinante en el presente, pero también revolución de futuro. Para ello, las autoras hemos valorado la prioridad de recuperar y poner en valor mujeres del pasado, madres y abuelas cuyas vidas transcurrieron principalmente en el siglo pasado y que aunque no tuvieron un papel en la esfera social y otros ámbitos, si que fueron un pilar para sus familias, una fuente de sapiencia para nietas.
Puestas a desmentir, nos atrevemos a desmentir la historia de un tiempo y un país escrita por hombres y centrada héroes masculinos de renombre, no lo fue tal cual si no lo fue de heroínas mujeres anónimas. Por tanto, Nietas de la Memoria rompe con el tópico de la historia unívoca de masculinidades y habilita a las mujeres como epicentro de historias, de sostén de los lazos familiares y de economía familiar. Nietas de la Memoria, visibiliza en cada relato a de las mujeres que nos han precedido como símbolo de mujeres más valientes que el franquismo no les dejo margen ni opción alguna de ser libres.
¿Cómo valoras el panorama literario actual respecto de las autoras? ¿Qué mensaje te gustaría enviarles a las editoriales?
El actual panorama literario nos dibuja un auge de escritoras y también de lectoras. Tal vez ha llegado la hora del empoderamiento de la mujer en la literatura. Autoras que pisan con fuerza en el mundo editorial y que son garantía de éxito para las editoriales. Así lo está entendiendo Lorena Carbajo al frente de Bala Perdida.
No cabe duda que algo está cambiando en el panorama literario, al menos eso expresan los indicadores de quien consume literatura (datos de los gremios editoriales y de las propias ferias del libro con anterioridad al estado de alarma). Cifras de récord, previas a la pandemia, y que ahora plantean más de un interrogante.
A manos de mujeres están yendo a parar prestigiosos galardones literarios de la esfera mundial. Un cóctel en el que se combinan las nuevas miradas de mujer, talento, estéticas y temáticas innovadores que vienen a romper clichés que se habían perpetuado en el tiempo. Escritoras que tienen otra forma de relacionarse con los lectores, no solo por redes sociales, sino porque plantean un compromiso y una imagen distinta de la mujer.
A pesar de los avances, a pesar de los cambios experimentados aún queda un largo trecho por recorrer para que la mujer ocupe un espacio en igualdad en el panorama editorial y el feminismo se cuele de manera transversal en todas y cada una de las temáticas narrativas o poéticas.
Isa Gaspar Calero
¿Qué mujeres te inspiran en tu día a día? ¿Qué referentes históricos tienes?
Realmente todas aquellas que forman parte de mi vida. Es el caso de mi madre, mi hermana, mi abuela, la protagonista de mi historia, mis amigas, compañeras… Todas ellas me han servido alguna vez de inspiración, ya que nos enfrentamos a los mismos retos en una sociedad como la actual. Eso sí, las vivencias y experiencias de otras generaciones como las de mis abuelas o mi madre han construido la feminista que soy hoy. Conocer nuestra propia historia es la mejor escuela para saber qué tipo de mujeres queremos ser y la sociedad que queremos construir para futuras generaciones.
En cuanto a los referentes históricos, una de las figuras que más admiro es Clara Campoamor. No solo porque consiguiese un hito como el derecho de voto de la mujer en España, sino por el entorno en que pudo lograrlo con grandes obstáculos y una parte importante del panorama político y social en contra.
Ahora bien, participar en un proyecto como Nietas de la Memoria me ha permitido conocer a grandes referentes desconocidas. Todas esas mujeres, que a su vez reflejan la historia de millones, fueron el pilar fundamental de un país como era la España de la Guerra Civil y la Posguerra. Como dice mi abuela, ellos eran los que iban a la guerra, pero ellas eran las que se quedaban en casa. Para mí, esta afirmación recoge a la perfección cómo se ha construido el mundo. Los hombres han podido evolucionar, llevar a cabo proyectos o triunfar porque en la inmensa mayoría de casos ha habido una mujer detrás actuando de soporte.
¿Qué te gustaría transmitirles a las nuevas generaciones a través de tu texto incluido en Nietas de la Memoria?
Por un lado, no solo con mi relato sino el libro al completo, el papel tan importante que han tenido las mujeres en la historia de la humanidad y que a su vez ha sido tan silenciado. Sin lo que ellas tuvieron que vivir probablemente no habríamos logrado grandes avances. Asimismo, despertar la curiosidad de bucear en sus propias historias familiares. Como comentaba anteriormente, conocer el pasado es imprescindible para avanzar como sociedad. Descubrir quiénes somos, de dónde venimos, qué les tocó vivir a otras generaciones… Es muy difícil juzgar el pasado desde nuestra visión actual del mundo. Para comprenderlo y valorar lo que se ha logrado es fundamental rescatar estas historias. A muchas chicas jóvenes les parecería una locura que no pudiesen abrir una cuenta bancaria, por ejemplo, sin el permiso de un hombre, ya sea el padre o el marido o que tuviesen que dejar de trabajar cuando se casaban. Pues eso sucedía en España hace apenas unos años…
En el caso concreto de mi relato, me gustaría transmitir cómo desde niñas tenían que asumir un papel que hoy nos parecería impensable y cómo esas experiencias forjaron las mujeres que fueron después. Sobre todo destacaría la fortaleza de la que tuvieron que hacer acopio para desarrollarse como mujeres en un contexto completamente machista.
María Grijelmo
¿Qué te aporta personalmente formar parte de Nietas de la Memoria?
En Nietas de la Memoria ya somos un clan. Un grupo maravilloso de mujeres diversas de todas las edades y lugares de España que compartimos profesión y aficiones a la escritura y la memoria histórica. En todo este período de pandemia nuestro chat era compañía y desconexión; un oasis donde siempre había una buena noticia sobre el libro. Eso nos animaba a todas y nos hacía desconectar de la realidad que estábamos viviendo con el confinamiento y la pandemia. Yo he aprendido mucho desde que estoy en el proyecto. He disfrutado, he trabajado. Me he sentido parte de algo que nació pequeñito y que se ha ido haciendo grande. El éxito de una es el éxito de todas. Soy una de las diez nietas que está poniendo voz a millones de mujeres que la historia ha ignorado y silenciado. Y eso me enorgullece. Estoy viviendo cosas increíbles. Estoy viviendo un sueño. El sueño de ser escritora y vivir una realidad que nunca hubiera imaginado. Por primera vez nos hemos situado al otro lado del hecho periodístico. Y por otro lado hemos ayudado a construir un proyecto social y de memoria que hacía mucha falta. Sentir que estás poniendo un diminuto grano de arena en la historia de las mujeres españolas es algo muy grande. Y creo que aún el futuro nos deparará nuevas emociones. Todas buenas. Porque lo que se construye desde la verdad y el corazón no puede fracasar.
¿Qué tres obras escritas por mujeres nos recomiendas para conocer mejor la vida de mediados del siglo XX en aquella España?
La primera Nada de Carmen Laforet sin duda. Un libro que leí de jovencita y que me bebí con ansia. Me identifiqué mucho con la autora, me atrapó desde la primera línea. Con un estilo limpio, fácil pero que ya aventuraba a una gran escritora. Es un libro costumbrista que describe muy bien la España de los años 50 desde la mirada de una joven brillante como fue Carmen Laforet. Fue Premio Nadal
María Teresa León, y su Memoria de la Melancolía, autobiográfica y escrita con una gran sensibilidad y cuidado estilo y que recoge la vida de la autora y sus numerosos viajes por la Europa y América de la primera mitad de siglo acompañada por su segundo marido Rafael Alberti. Cabe comentar la casualidad de que su hijo Enrique (de su primer matrimonio) fue vecino de mi abuela María (la protagonista de mi relato) que vivía un piso más arriba en la Plaza de Vega, en Burgos. Mi madre, quien ha puesto voz al relato de mi abuela, la conoce como “la madre de Quique” a quien llamaban en Burgos “Rizos de oro” por su cabello rubio y rizado.
Luego Tea Rooms de Luisa Carnés, una gran autora e invisibilizada, como todas, de la Generación del 27. A través de las trabajadoras de un salón de té de Madrid en los años 30 recrea cómo era la sociedad de la época en una portentosa novela social rompiendo los esquemas narrativos de la época.
Marian Álvarez
¿Qué tres momentos vitales han forjado especialmente tu personalidad, tu carácter?
El primero que recuerdo fue la operación de amígdalas cuando tenía 6 años. Me odié a mí misma por ser tan ingenua, y creer a mis padres y a las enfermeras que iba a ser como una inyección y que no me iba a doler. La brutalidad de aquel momento, en el que un médico me agarraba desde atrás inmovilizando mis brazos y piernas y otro me indicó que abriera la boca, introdujo unas extrañas tijeras en mi garganta, el intenso y breve dolor y cómo vi caer las dos bolitas de mi propia carne ensangrentadas sobre la bandeja de acero inoxidable con forma de riñón, me impresionó para siempre, y me confirmo mi carácter valiente. Si había podido con eso, podría con todo en la vida.
El segundo episodio fue en la clase de religión en quinto de primaria, tras la clase de naturales en la que la profesora nos había explicado la teoría de la evolución de Darwin. La monja de religión nos explicaba el episodio bíblico de los supuestos primeros padres, Adán y Eva. levante la mano para hacer una pregunta; “hermana, entonces, según lo demostrado por Darwin, Adan y Eva ¿eran monos?”. La monja se acercó a mí, me dio un tortazo con toda su mano abierta, me describió como mala cristiana, rebelde, irreverente y un montón de improperios más, y me echó de la clase. Aquel día brotó en mi la semilla del periodismo.
El tercero, el día que nació mi primer hijo, hace 18 años. Me convertí en madre. Y dejé de ser un poco menos la yo de hasta ese momento. De pronto, adopté roles en los que nunca creí que encajaría, y que en aquel momento no me importaba adoptar.
¿Qué lectura te ha cambiado la vida?
En el instituto me impresionaron “Fortunata y Jacinta” y “Tormento”, de Benito Pérez Galdós, “La Regenta” y más tarde “Nada” de Carmen Laforet y “Entrevisillos” de Carmen Martín Gaite. Entre otras muchas obras, son las que más recuerdo, porque más me influenciaron. Como adolescente, a través de esas lecturas supe qué mujer no quería ser, por mucho que la vida me quisiera imponer algunos roles y papeles, tal y como les había ocurrido a las mujeres protagonistas de esas historias en diferentes y anteriores épocas. Sin ser consciente de ello hasta mucho más adelante, esas lecturas me hicieron feminista.
Mi espíritu rebelde y aventurero es anterior; de cuando de niña leía y devoraba los libros de la colección de Los Cinco, de Enid Blyton. Las infinitas ganas de denunciar injusticias y luchar por un mundo más humanista y justo se afianzó tras leer “Un mundo feliz” de Aldous Huxley; desde entonces me apasionan las distopías, tanto literarias como televisivas o cinematográficas. Esa rebeldía justiciera ya había anidado en mí antes a través de la televisión, cuando pude ver en TVE, y en blanco y negro, las series “Raíces” y “Holocausto”. Seguí alimentándola después entre los libros.
Noemí San Juan
¿Qué cualidades destacarías de Bala Perdida como hogar de Nietas de la Memoria?
Lorena Carbajo, nuestra editora de Bala Perdida, acogió nuestro proyecto y a nosotras como autoras con gran cariño y profesionalidad. Nos ofreció todo su apoyo y nos ayudó a mejorar nuestros relatos. El hecho de ser una editorial relativamente joven, independiente, dirigida por una mujer emprendedora y luchadora como Lorena Carbajo, nos gustó desde el primer momento. Ella apostó por Nietas de la Memoria inmediatamente y siempre le estaremos agradecidas por ese apoyo y esa confianza.
Estamos encantadas por habernos convertido, gracias a este proyecto, en “balas perdidas”, y poder colaborar con la misma editorial en la que ha publicado, por ejemplo, José Manuel Lucía Megías, con “Versos que un día escribí desnudo”, que es una hermosa obra llena de sensibilidad. También nos gustaría destacar “La vida encontrada de Encarnación López, la Argentinita”, de Paulina Fariza Guttman… Es otra publicación de la editorial, dentro de la colección En la diana, que reconstruye la vida de la bailarina, una gran figura cultural del siglo pasado. Proyectos como estos son un ejemplo de la sensibilidad y el espíritu de lucha de Bala Perdida.
¿Qué iniciativas similares en objetivo o forma a la vuestra te gustaría dar a conocer a nuestras lectoras?
En primer lugar el libro del que hablaba hace un momento, la obra de Bala Perdida sobre La Argentinita… Encarnación López fue mucho más que una bailaora, aunque los medios quisieron encasillarla en el mito de la folclórica emparejada con el torero… En realidad fue una auténtica activista cultural, que llevó al flamenco hasta su máxima expresión y triunfó en Londres, París, Berlín o Nueva York. Pensamos que es de justicia recuperar su figura.
También nos gustaría destacar el trabajo que realiza el espacio digital “Mujer y Memoria” ( www.mujerymemoria.org ), con proyectos como “Maternidades robadas” que habla de los bebés robados, una terrible práctica que se inició en España durante la Guerra Civil y pervivió hasta hace bien poco tiempo. Su otro proyecto “Madres e hijas de la Transición española” recoge relatos de mujeres que crecieron y se hicieron adultas y madres durante el franquismo a través de entrevistas realizadas por sus propias hijas. Es un diálogo intergeneracional que nos parece muy interesante, imprescindible en realidad. Y que también nosotras queremos fomentar a través de nuestro libro y de nuestro blog “Otras nietas”. Ahí recogemos las vivencias de otras abuelas a través de los relatos que nos llegan desde distintos puntos de España.
Sara Plaza Casares
¿En qué métodos y fines radica el periodismo feminista?
El periodismo feminista es el tratamiento de la información de manera igualitaria para subvertir la huella histórica que el patriarcado ha dejado en todas las áreas, también en el de la información. Es una manera de ejercer transversal, que debe de atravesar a todas las informaciones, y que incluye el uso de fuentes paritarias, el tratamiento adecuado de la violencia machista (centrar la información en el agresor y no en la víctima, no revictimizar a la mujer, utilizar un lenguaje apropiado y huir de sensacionalismos, no justificar al agresor, utilizar fuentes fiables, hablar de asesinatos y no de muertes), la no sexualización ni cosificación del cuerpo de la mujer (somos mucho más que un cuerpo y una manera de vestir) o procurar espacios igualitarios en medios y tertulias, con la misma representación de hombres y mujeres. También seleccionar temas y enfoques que pongan a la mujer en el centro de la información, donde nunca ha estado, para saldar una deuda histórica.
Es, en fin, dar una vuelta a la tortilla de lo que los medios históricamente han realizado hasta ahora y requiere del compromiso de todos y todas las periodistas que trabajan en cualquier medio de comunicación.
¿Qué proyectos a corto, medio y largo plazo tenéis colectivamente las Nietas de la Memoria? ¿De qué formas pueden nuestras lectoras contribuir al desarrollo de vuestra preciosa labor coral?
Nietas de la Memoria nació como un proyecto colectivo y así queremos que siga siendo. Para ello, hemos abierto un blog, www.nietasdelamemoria.com , en el que recopilamos historias de abuelas enviadas por sus nietas. Tenemos un sencillo formulario que todas las interesadas pueden rellenar y con que nos envíen unas líneas y una foto nosotras nos encargamos de dar forma a los relatos. El objetivo es pasar de ser 10 a ser, miles, millones de nietas recuperando las historias de sus ancestras. Queremos generar un mapa colectivo de la memoria y que estas historias, que hoy están muchas apagándose por la pandemia, no queden en el olvido. También podéis enviarnos la historia de vuestras abuelas por email a nietasdelamemoria@gmail.com. Y recordad, queremos historias de mujeres contadas por mujeres, porque, como decía antes, venimos a subvertir el orden establecido por el patriarcado.
Véase también en https://altavozcultural.com/2020/12/31/nietas-de-la-memoria-literatura-y-memoria-historica/