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Presentación de «Vivir del teatro. Los exilios de Josita Hernán» se presenta en AISGE con Emilio Gutiérrez Caba, por Antonio Rojas
Josita Hernán: la dolorosa vida de una actriz olvidada
La popularidad, por muy excelsa que resulte en un momento determinado, no garantiza un lugar de privilegio en la posteridad. Ni siquiera un humilde hueco. De grandes olvidados está la historia repleta, a menudo de injusta. Pocos hoy tienen idea, sin ir más lejos, de que en los años cuarenta del siglo pasado una actriz, Josita Hernán, nacida Josefina Hernández Meléndez (Mahón, Menorca, 1914 – Madrid, 1999), era una gran estrella del mundo del espectáculo. Ocupaba portadas, llenaba las salas de cine o provocaba auténticas aglomeraciones a las puertas de los teatros, donde la esperaban sus rendidos admiradores en busca de un autógrafo. Hasta sus vestidos se sorteaban tras las funciones cuando salía de gira.
Pero de aquellas glorias hace ya mucho tiempo. Además, la intérprete decidió, en un momento determinado, poner fin a su deslumbrante carrera interpretativa y marcharse a Francia, lo que contribuyó a que apenas nadie se acordara de ella. Su clandestina vuelta a España, años después, terminó por sepultarla en el olvido y en una vida anónima en el Madrid en el que había tocado el cielo y en el que murió cuando alumbraba el XXI, un siglo quizá demasiado ajeno a sus intereses.
Si ahora vuelve a hablarse de aquella actriz que protagonizó casi una veintena de películas, entre ellas una muy exitosa entonces, La tonta del bote (Gonzalo Delgrás, 1939), y tres junto a una galán de época, Fernando Fernán Gómez (Una chica de opereta, La chica del gato y Mi enemigo y yo), al que la gloria sí reservó un espacio preeminente, es porque Alba Gómez García, una joven investigadora del teatro, ha rescatado su figura y sus andanzas. La biografía, Vivir del teatro. Los exilios de Josita Hernán (Bala Perdida Editorial), que se lee casi con la amenidad de una buena novela, se presentó este pasado 15 de diciembre en la sede de la Fundación AISGE de Madrid, en un acto que contó con la intervención de su presidente, Emilio Gutiérrez Caba, y de Asier Gil Vázquez, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y estudioso del cine español.
Alba Gómez ha dedicado casi una década a desentrañar los muchos misterios que aún encierra la biografía de una actriz que, como recordó Gutiérrez Caba, disfrutó de un éxito arrollador tras la Guerra Civil, “en una época de muchos silencios, en un país gris, cutre y casposo”, antes de abandonar voluntariamente España e instalarse en París. En la capital francesa ejerció durante dos décadas de lectora de español en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, una actividad que compaginó con las de corresponsal de las revistas La Moda en España o Gran Mundo, traductora y dibujante, entre otras.
Asier Gil, que ejerció de moderador, subrayó la gran capacidad de la autora para acceder a unas fuentes atomizadas, muy dispersas y desiguales y, a pesar de ello, “construir una buena y entretenida historia de Josita Hernán para quienes no conocíamos nada de ella”. Tras la lectura de Vivir del teatro, admitió Gil, “Josita acaba convirtiéndose en una persona cercana a nosotros”.
Un encuentro casual
Alba Gómez confesó que se tropezó con el personaje de Hernán por pura casualidad, cuando decidió hacer un trabajo de clase sobre la película La chica del gato (Ramón Quadreny, 1943). “Supuso un shock para mí. Estaba frente a otro mundo y otra sensibilidad. Y me fijé en Josita, quien había rodado el filme en plena posguerra española, durante una dictadura que trataba de sobrevivir tras el previsible final de la Segunda Guerra Mundial”. Prendada de aquella mujer rubia, se preguntaba si ella se acostaría con la conciencia tranquila siendo, como era, hija de un militar y periodista republicano que había sido depurado por el franquismo. Y empezó a tirar del hilo para dar forma a una vida que forma parte del cine y el teatro españoles, pero que encierra también una tormentosa peripecia personal.
La de Josita es la historia de una mujer que se cansó de repetir siempre el mismo papel de jovencita ingenua (el arquetipo de tonta del bote), de representar un modelo de feminidad que no compartía y de no poder acometer lo que hubiese querido, a pesar de que tuvo arrestos para montar su propia compañía teatral en un tiempo nada fácil para una mujer emprendedora. Quizá a ese arrojo contribuyera haber nacido en el seno de una familia de raigambre cultural, que no puso impedimentos de ningún tipo para que, siendo apenas una niña, ya rodara en París, junto a Carlos Gardel e Imperio Argentina, el cortometraje musical La casa es seria.
Josita Hernán, cuyo impacto social en su época la situaría a la altura de las grandes estrellas de ahora, lo intentó, pero se cansó de darse de bruces con la realidad, de reinventarse una y otra vez para nada. Ganó mucho dinero, sin duda, pero en su caso no le reportó ninguna felicidad. Quizá soñó, en el peor lugar posible, con una vida a la postre imposible. “Que se fuera a París también hizo que se olvidaran de ella. Volvió sin que nadie se diera cuenta. Seguramente desapareció muy pronto”, concluyó la biógrafa.
Catalina Bárcena, en perspectiva
Emilio Gutiérrez Caba emplazó a Alba Gómez a que regresara para presentar su próximo libro, que se publicará a principios de 2023 y que ahonda en la eminente Catalina Bárcena: “Es una prioridad de la Fundación AISGE dar cabida a aquellas obras literarias que tienen que ver con nuestros actores y actrices”.
Véase tambiénhttps://www.aisge.es/josita-hernan-biografia-de-la-gran-actriz-de-la-posguerra-a-la-que-casi-nadie-recuerda