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«La vida encontrada de Encarnación López, La Argentinita» en AISGE, por Antonio Rojas
Hay personajes sobre los que circulan tal cantidad de tópicos y lugares comunes, reiterados a lo largo del tiempo, que se nos complica la tarea de discernir cuánto hay de verdad en torno a ellos. Un buen ejemplo es el de Encarnación López Júlvez, La Argentinita, cuya brillante trayectoria artística se despacha las más de las veces con la frivolidad de una frase que sepulta y desmerece toda su sobresaliente carrera: fue amiga de Federico García Lorca y amante de Ignacio Sánchez Mejías, el torero. De hecho, aún hoy es posible toparse con varias fechas distintas de su nacimiento, según la fuente que se consulte, a pesar de haber sido una de las figuras más relevantes de la danza española (y mundial) de todos los tiempos.
Existe un silencio inexplicable en torno a ella; apenas unas pinceladas aquí y allá, pero no un relato completo sobre lo que su vida y su obra significaron para la historia de la danza, la música y la cultura del momento. Ha habido un maltrato de décadas que, sin ir más lejos, la ha excluido de la nómina de integrantes de la Generación del 27, de la que sin ninguna duda formó parte.
Enhebrar los dispersos episodios vitales que se conocen, tratando de separar el grano de la paja. Construir una biografía coherente de aquella estrella que saltó a la fama siendo niña tras debutar en el Teatro-Circo de San Sebastián. Rescatar, contextualizar y dimensionar con justicia su legado artístico. Dar respuesta a las muchas preguntas que aún sobrevuelan en torno a su figura. Y, en fin, reivindicar a una mujer cuya vida –descabalada por la Guerra Civil, como la de millones de españoles– pivotó en torno a la creación de una estética personalísima y la gestión de su propia compañía de baile. A estos cometidos se ha consagrado Paulina Fariza Guttmann, quien firma esta vibrante semblanza de Encarnación López.
Sin academicismos (a pesar de las notas a pie de página que salpican el volumen) pero con el rigor que concede manejar diferentes fuentes. Con un estilo que unas veces nos hace pensar que estamos ante una biografía novelada y otras, ante un extenso reportaje periodístico. La autora va desbrozando la trayectoria vital y profesional de quien, nacida en Buenos Aires en 1897, protagonizó una fulgurante y exitosa carrera desde que se estrenara sobre las tablas con tan solo ocho años. Una adolescente que a los 13 ya era capaz de acreditar más de 250 actuaciones en una sola temporada. Una mujer que triunfó con su arte en los principales escenarios del mundo y supo subyugar durante décadas a público y empresarios nacionales y extranjeros, pero también a intelectuales y creadores. Más allá de Lorca o Sánchez Mejías: Dalí, Falla, Andrés Segovia, Fernando de los Ríos, Rafael Alberti, los Hermanos Quintero o Edgar Neville figuran, entre otros muchos, en esa lista de honor.
Paulina Fariza consigue que el lector se enamore poco a poco de La Argentinita y de su arte, como debieron hacerlo miles de seguidores en su época. Y también que siga apasionadamente, y con no pocos sobresaltos, los variados y muchas veces dolorosos sucesos que jalonan la biografía de una artista con mayúsculas que fue bailarina, bailaora, cantante, parodista, actriz y mucho más. Pero, mayormente, logra que se genere una profunda admiración hacia una mujer culta, decidida y temperamental que dinamizó la revolución cultural de su tiempo y participó de la modernidad y transversalidad artística del 27.
Sus méritos fueron, sí, innumerables. Pero, aunque solo nos quedara esa maravillosa colección de Canciones populares españolas que grabó en 1931 con Lorca (y que los curiosos pueden encontrar en las plataformas de streaming), La Argentinita ya merecería ocupar un lugar privilegiado en el Olimpo.