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José Manuel Lucía y sus «Versos que escribí desnudo» en la Revista Shangay

VERSOS QUE DESNUDAN EL DESAMOR (Y EL AMOR)

El poeta escribió Versos que un día escribí desnudo, precisamente así, en una playa nudista del Levante. Son

59 poemas que hay que leer de principo a fin, pues surgen de un desamor: “No escondo que sea un amor

homosexual, aunque tampoco el desamor es diferente por ser homosexual o heterosexual. Pero no está

buscado, ha surgido así. No he intentado evitar los elementos homosexuales”.

 

Desnudamos al poeta, al autor de Versos que un día escribí desnudo.

SHANGAY: ¿Qué se va a encontrar el lector cuando se siente a

leer tu libro?

JOSÉ MANUEL LUCÍA MEGÍAS: Yo lo definiría como un viaje sentimental

rodeado de libros, de naturaleza y, sobre todo, de sentimientos

a flor de piel.

S: ¿Por qué tiene tanta importancia el Levante?

J.M.L.M: Lo escribí allí, en una playa nudista (con lo que el desnudo

es un hecho también físico). Y el Levante también es ese lugar al

que terminamos volviendo inevitablemente, sobre todo para los

que nacimos en el Mediterráneo, como es mi caso.

S: Está dentro del ADN de cada uno…

J.M.L.M: Aunque uno no lo piense, y a mí me pasa, llega un momento

en el que se necesita perder la mirada en el horizonte del mar.

Necesito saber que detrás de lo que miro hay un misterio.

S: El libro lo conforman 59 poemas. ¿Sigue un orden cronológico

o pueden leerse de manera independiente?

J.M.L.M: Como es un viaje, sí tiene una estructura con principio y

final. Y al ser un viaje sentimental, de ruptura amorosa, no deja de

ser un viaje doloroso, por eso el libro empieza con el último capítulo,

el momento de la despedida.

S: ¿El amor es siempre doloroso?

J.M.L.M: Cuando uno empieza el viaje gozoso del amor, piensa que

no tiene fin y lo importante es continuarlo, no terminarlo nunca.

Uno se da cuenta, en un momento dado, de que llegó la meta, el fin.

Y ahí empieza otro viaje, que debe ser rapidísimo, el del desamor,

porque nadie lo quiere transitar, ni vivirlo. Es cuando uno se da

cuenta de que las historias pueden acabar. Pero lo maravilloso es

que cuando acaba una historia, de pronto, tienes la oportunidad de

empezar otra. Que puede terminar en otro libro de poesía.

S: ¿Cuesta trabajo plasmar estos sentimientos sobre el papel?

J.M.L.M: Para mí la poesía nace cuando uno viste de palabras, de

ritmo, de música los pensamientos y los sentimientos que están

desnudos. Puedes enfrentarte al mundo… pero no es poesía, eso es

simplemente lo que sentimos o pensamos sobre el mundo. La poesía

es transformar esas sensaciones.

S: ¿No sientes pudor al mostrar todo ese mundo interior?

J.M.L.M: Hay que distinguir entre el diario, que es ese diálogo personal

que uno puede tener consigo mismo y con lo que siente, y

luego la obra literaria. Yo puedo tener mis diarios, que lógicamente

no pienso publicar, y luego está lo que cuento en los libros. Este

libro parte de una experiencia personal, pero no es mi experiencia

personal.

S: Entiendo que la poesía tiene algo de terapia…

J.M.L.M: Hay una poesía terapéutica, aquella que necesitas escribir

porque tienes que dar un grito de dolor, denuncia, cambio,

amor o, incluso, de satisfacción. Pero, realmente, esa

poesía, al igual que la poesía social, tiene un recorrido

más corto, tiene una finalidad muy concreta.

S: En el libro prima el género de los protagonistas

sobre los sentimientos. ¿Es una manera de ayudar a

que cualquier persona pueda empatizar con ellos?

J.M.L.M: Es una historia de amor homosexual y cuando

hablo al otro lo hago en masculino. Sí que es verdad que

hay mucha indicación de la segunda persona, el tú, que

no tiene sexo. No escondo que sea un amor homosexual,

aunque tampoco el desamor es diferente por ser homosexual

o heterosexual. Pero no está buscado, ha surgido

así, no he intentado evitar los elementos homosexuales.

S: ¿Sientes que la poesía está resurgiendo con las

nuevas generaciones?

J.M.L.M: Me parece muy interesante lo que está sucediendo

ahora mismo con la poesía, que de pronto puede

estar en los medios de comunicación, que puede llegar a

alcanzar cantidades de ventas impensables en otros

momentos. Pero, sobre todo, a mí me gustaría pensar

que cualquier género pueda tener lectores y no espectadores

o usuarios. La poesía y la literatura necesitan lectores,

gente con la que poder dialogar, no simplemente

espectadores que observen, lean y luego se olviden completamente.

Y sí, al aparecer la poesía en las redes sociales se ha

desacralizado, y eso está muy bien… Tiene que volver a la calle.

{ VERSOS QUE ESCRIBÍ DESNUDO DE JOSÉ MANUEL LUCÍA

MEGÍAS ESTÁ EDITADO POR BALA PERDIDA }

 

 

EL AUTOR

Nacido en Ibiza en 1960, es catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado numerosas obras sobre libros de caballería y literatura medieval. Entre

su primer poemario, Libro de horas ( 2000), y este ha habido otros ocho, más una antología.

 

 

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