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Bala Perdida en Las que habitan

Bea Chinaski, licenciada en Filología Hispánica, escritora y profesora de Lengua y Literatura recoge parte de nuestra historia en un precioso artículo para las valientes chicas de Las que habitan. ¡Gracias!

Habitar un espacio supone, en principio, reconocerse en él, saber encontrar el acomodo de la piel de uno en sus aristas, adaptarse con relativa soltura a sus pliegues, embelesarse en sus métodos y en sus lívidas y rosadas protuberancias. Habitar un espacio supone, en fin, ser parte de lo habitado.

El proyecto del que vengo a hablar, sin embargo, arranca precisamente de todos aquellos lugares inexplorados en los que uno —una, en este caso- no supo habitarse, todavía. El mundo literario y, muy especialmente el editorial, es un vasto y apasionante campo aún por descubrir, lleno de minas antipersona para aquellas mujeres que, en plena recesión de la industria editorial, deciden que sí, que cualquier momento es susceptible de ser, al fin y al cabo, el suyo.

Lorena Carbajo, treintañera, palentina y escorpio —y no necesariamente en ese orden- tuvo la buena fortuna de suspender Lengua una vez, en el instituto, y desde entonces supo —como aquel Einstein adolescente que suspendía matemáticas una y otra vez-, que tras el escollo estaba la oportunidad, y después del fracaso, la ocasión de aprender más sobre aquello que se dibujaba en el horizonte como una suerte de oxímoron vital con cara de flamante agujero negro. Se fue a Madrid a estudiar Filología Hispánica, se enamoró aún más de la literatura y fue entonces cuando entonó el más difícil todavía, y se prometió muy fuertecito —intensidad no le falta- que su camino no estaba en la creación sino en algo, si se quiere, aún más esencial: facilitar que la creación se propague, hacer que lo que es posible, sea posible, después de todo.

Lorena Carbajo ha recorrido un largo camino hasta llegar a este, su espacio habitado. Tiene varios master y cursos de posgrado en edición y edición digital; ha trabajado como coordinadora editorial en el Instituto Cervantes, como redactora en Ramdon House, y como editora en la Editorial Calambur. Ha organizado varios Congresos Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid, —mi favorito, «El espejo de la bruja: mujeres trasgresoras, mujeres reprobadas»— y ha mantenido intacta la ilusión de habitar un espacio en el que la literatura, en el que la ficción, sea siempre una posibilidad. Y quizá la única.

El mundo de la edición es el más difícil todavía, porque resulta gris, y feo y truculento. Porque nos huele a naftalina y a legajo, a señor engominado y a ISBN. Pues bien: la editora Lorena Carbajo da una vuelta de tuerca al tópico desbaratándolo por completo y acaba de fundar su flamante buque insignia: Bala Perdida Ediciones. Un proyecto literario independiente que abraza la poesía, la narrativa, el ensayo y los pequeños espacios culturales. Una bala perdida que apunta a creadoras y creadores auténticos, librerías independientes, distribuidoras tenaces, periodistas culturales, docentes comprometidos, personas creadoras, bibliotecarias audaces, agentes culturales, lectoras, lectores cómplices y, en general, a toda aquella bala perdida que baile un paso diverso y sincopado en la cultura literaria de nuestro país.

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