Francesa de adopción, Isabelle Werck-Ginestà vive en París desde hace cincuenta años. Es musicóloga. Pero aparte de eso… resulta que también es la hija de la «chica del fusil», además de la nieta y bisnieta de valientes militantes socialistas catalanes.
Habla con fluidez el castellano, pero sus limitaciones en el español literario la llevaron a escribir este testimonio en francés, el cual llega a ustedes gracias al trabajo de una traductora.
Acostumbrada a publicar biografías de grandes compositores, en esta ocasión la autora ha dedicado su pluma, con emoción, a la vida de una persona… extremadamente cercana a ella. Tanto la redacción como la investigación del contexto de la Guerra de España las ha llevado a cabo sola, sin la ayuda de nadie. Quizás menos politizada que su madre, Isabelle es, sin embargo, una ecologista convencida.
Hacia el año 2000, supe que mi madre había posado en 1936 con un fusil y que su foto se difundió ampliamente en España. Nunca la había visto vestida así. Ella trabajaba en la diplomacia, ¿saben? Siempre femenina y elegante.
Sin embargo, yo sabía que era una «roja», me lo había contado muchas veces. En cambio, yo soy más bien una «verde», sensibilizada en la defensa de la naturaleza. Así que soy una bala perdida del fusil materno, que por cierto era viejo y no muy funcional. Pero, ¿acaso el rojo y el verde no se complementan maravillosamente?
Para seguir la huella de mi madre amazona, dejé un poco de lado la música, que es mi profesión, para sumergirme en un pasado ibérico convulso y dramático. ¡Qué calamitoso capítulo de la historia, aquella guerra civil! Pero he sabido valorar, y de cerca, el optimismo y la vitalidad contagiosa de una persona que logró salir adelante con una sonrisa.