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«Mi vida en otra parte», de Fernando Ontañón, en Nueva Tribuna
Pablo Vaamonde hace una lúcida lectura de Mi vida en otra parte, de Fernando Ontañón, en Nueva Tribuna.
Mi vida en otra parte, nueva novela de Fernando Ontañón
“Fernando Ontañón es el escritor que estábamos esperando. Lean esta novela, no se arrepentirán, está llena de vida, de fuerza y de pasión” Manuel Vilas
El escritor Fernando Ontañón (Santander, 1972) presenta su cuarto libro de narrativa. Mi vida en otra parte (Ed. Bala Perdida 2019) es el título de esta novela que le consagra como una figura esencial entre los narradores de su generación. Se trata de una novela corta que, bajo su aparente levedad, esconde una enorme fuerza emotiva y una profundidad reflexiva poco habitual en la literatura actual.
La narración discurre básicamente en A Coruña, donde vive el escritor, y a lo largo de la trama aparecen lugares muy significados y reconocibles de esta ciudad; hay también un viaje iniciático al faro del fin del mundo, suceso de gran trascendencia en la trama novelesca. El relato tiene una protagonista femenina, Antía, de la que vamos conociendo detalles de su existencia en dos etapas fundamentales de su vida: en su adolescencia, marcada por el acoso y el maltrato escolar y por sus inicios en el amor y el sexo, y en su madurez cuando, después de muchos años ausente (Madrid, Nueva York) y convertida en una escritora de éxito, regresa a su ciudad natal para recibir un homenaje y para reencontrarse con sus demonios interiores y con los personajes que marcaron su tránsito a la edad adulta.
La primera etapa se presenta de forma más narrativa, con una enorme verosimilitud. Hay escenas de bullying que se visualizan con una tremenda violencia, momentos intensos de iniciación al sexo y a la vida, y diálogos bien trenzados, muy cinematográficos (a ver si alguien se da cuenta que aquí dentro hay una buena película). La etapa de madurez es más analítica; la protagonista recuerda y reflexiona, en primera persona, sobre las peripecias de su vida, sobre los azares que trenzaron su destino hasta convertirla en la persona que ahora es, un ser adulto que aún no fue capaz de vencer los temores y frustraciones de sus años de formación.
Es un texto muy literario en el que se percibe el aliento de los escritores que el autor admira y ama, pero en ningún momento cae en la pedantería. El texto está muy trabajado, hay párrafos de gran intensidad literaria, metáforas sorprendentes y certeras, frases contundentes como puñetazos. Las referencias y las citas aparecen en el relato de forma natural y no impostada. Los poemas de los escritores Manuel Vilas y Julio Llamazares, por los que Ontañón siente especial reverencia, forman parte importante de la historia; Vilas aparece incluso como personaje en una memorable escena de la novela. También la música está muy presente, como en todas las obras de este autor. En este caso son las canciones de Lou Reed, y sus letras, las que acompañan a los personajes desde el principio hasta el final de la novela.
La vida, en sus inicios, se presenta ante todos nosotros como un territorio de múltiples posibilidades, una senda con numerosas bifurcaciones. Vamos eligiendo, o el azar nos lleva, y, cuando llega el tiempo de resumir, nos damos cuenta de todo lo que pudo haber sido y no fue, de los aciertos y los errores, de las decisiones y las renuncias que marcan nuestro destino, de las cicatrices que acumulamos a lo largo del camino. Sobre esto reflexiona la protagonista en su edad madura, sobre el sentido de la vida, sobre el amor y la amistad, sobre el valor del éxito y el fracaso (“el fracaso no existe” dice Manuel Vilas). La novela sobrevuela su aparente facilidad y se convierte en un texto profundo y sugerente, emotivo, conmovedor. Esta novela confirma a Fernando Ontañón como un excelente narrador. Su lectura no defraudará a nadie. No puedo predecir si será un éxito de ventas (así lo deseo) pero sus seguidores quedamos, ya, a la espera de su próxima entrega narrativa.